No se muy bien qué pensar en esta escena. Son muchas cosas. Ya simplemente que Moises y Elías, que llevaban muertos ya muchos años, se aparecieran y hablaran contigo es… increíble.

Justo cuando Pedro ofrece hacer tres tiendas se oye una voz, desde una nube de luz (no me imagino como puede ser una nube de luz, la verdad). Da unas instrucciones muy simples, parecidas a las que María dice en las bodas de Canaán de “Haced lo que Él os diga”. Esa voz dice ahora: “Escuchadle”. Todo lo que pasó fueron cosas impresionantes y, aun así, no les das a los tres que te acompañaban la opción de contarlo.

Jesús, confiaste mucho en Pedro, Santiago y Juan para dejarles presenciar ese momento sabiendo que podrían habérselo contado a quien sea. Eso, eso que Tú haces, es algo impresionante. Confiar en alguien. Confiar, confianza, confidencia, confío. Confío. Confío en Tí.

Quiero poder poner las cosas en tus manos sin dudar de lo que pueda ocurrir. Quiero dejar que me ayudes y me guies sin enfadarme contigo por algo que no me gusta. Quiero poder decirte “haz conmigo lo que necesites”, sin miedo a lo que me puedas pedir. Decir siempre sí a lo que me pidas, sea lo que sea y como sea.

Porque sé, Jesús, que si vas a morir por mí, no puedes pedirme nada que valga tanto como eso. Así que, lo más que puedo hacer para agradecérselo, es aceptar lo que me pidas, hacerlo sin quejarme.

Esta semana, no va a haber ningún “voy” muerto en mis labios cada vez que me pidas algo.

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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