María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

María Magdalena lloró mientras me decía que quería llevar perfumes al sepulcro. Yo la consolé y dije que iría con ella. Llamaron a otras mujeres a la puerta con más perfumes. María se puso las sandalias y salió corriendo, seguida por mí. Subíamos hacia el sepulcro y ellas se preguntaban quién movería la piedra de la entrada. Pero no hizo falta. La piedra estaba girada, las vendas perfectamente dobladas y un ángel sentado en una esquina. María se asustó. Lloraba desconsolada pensando que lo habían robado. El ángel habló con ellas diciéndoles que no buscase al vivo entre los muertos. María se echó a reír de alegría y salió corriendo con las otras mujeres.

Un año más esperé, el Señor se acercó a mí. Me arrodillé. Muy alegre, él me levantó y me dijo: he oído que recibes cartas. Y me dio una. Bajó la ladera conmigo y se fue. No puedo poner lo que decía su carta porque es algo personal entre él y yo, pero sí que os da un saludo y un beso, y que os ama con locura. 

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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