Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

Pedro había sido pescador, y en poco tiempo sería el que negara tres veces a Jesús. María y yo nos reunimos con los demás en un prado, a las afueras. Jesús estaba hablando y contando cosas a los apóstoles. María y yo le preguntamos si necesitaba algo. Nos dijo que nos sentáramos y eso hicimos.

Esa noche me escribió Pedro:

 

“Rocío:

Voy a ir al grano. Jesús me enseñó mucho, pero sobre todo, a confiar y perdonar.

Bueno, yo era pescador, y simplemente había sido una mala noche para pescar. Ni un solo pez. Todo agua.

Dejé que la ira se apoderara de mí. Dejé de confiar y de tener esperanza. Pero esa mañana, después de que el Maestro predicara, cuando me dijo que volviera a echar las redes al mar, no pude dudar. Su voz me hacía confiar, sus palabras anteriores.

La pesca milagrosa, como la llama Juan. Me dijo que le siguiera y confié. Pero días, meses, puede que un año después, oí que dijo que había que perdonar 70 veces 7. Me marcó de por vida. Esas palabras… Perdonar. Había veces que no pensé que fuera capaz de hacerlo, pero fuí aprendiendo poco a poco.

Eso, Rocío. Confiar y perdonar”

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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