Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.


Fuimos a la casa donde celebraría Jesús la última cena. María Magdalena también estaba ahí, con otras mujeres, para preparar el banquete. La Virgen me llevó a rastras a hacer el pan. Ese pan. El que sería el cuerpo de Jesús. Una vez más hablé con ella, y le conté todo lo nuevo que había ocurrido ese año. Y luego ella me dio una jarra con agua y una fuente para ponerla en una esquina. Luego me explicó con cariño por qué Jesús hacía lo que iba a hacer: 
"Verás, Rocío, Jesús vino a salvar a los humanos, pero también a enseñarnos a servir. Con esto que hará, Jesús se pondrá a los pies de los apóstoles, los tratará como amigos, para que sigáis su ejemplo y ayudéis a los necesitados, pero también para que os dejéis amar por Él.
Los apóstoles llegaron. Y puesta la mesa y empezada la comida, Jesús se levanta y empieza a lavar los pies de los apóstoles. Pedro se niega, pero Jesús le habla como solo Él sabe y le convence.
 Cuando acaba, se sienta otra vez y da unos avisos: Pedro le negará 3 veces, alguno de ellos le va a traicionar y de nuevo avisa de que se va a morir. María me pone una mano en el hombro cuando coge el pan y el vino y los bendice, y da a los apóstoles la primera Comunión de la historia.
Salen de la casa Jesús, Santiago, Pedro y Juan. Pido permiso a María con la mirada para seguirlos. "Que no te vean" me dice. Mientras salgo me doy cuenta de que Judas se había ido también en algún momento.
Llego y veo a los tres apóstoles dormidos. Jesús tiene miedo, suda sangre y me acerco a abrazarlo rápidamente. Luego me dices que me esconda. A lo lejos se ven luces de antorchas. Judas aparece y le da un beso a Jesús. Le capturan y se lo llevan, pero no sin que antes Pedro le corte a uno la oreja y Jesús se la pegue de nuevo.
Va ha ser una noche movidita, Jesús. Voy a buscar a tu Madre.

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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