En el Evangelio de hoy, Jesús, tienes un pequeño dilema. Te presentan a una mujer pecadora y te preguntan qué deben hacer con ella.
Tienes dos opciones. O permitir que la lapiden, cumpliendo la ley, con lo que la mujer moriría, o violar la ley, con lo que probablemente te condenarían. Pero tú no eliges ninguna de las dos.
Te arrodillas en el suelo y escribes con el dedo. Escribes y escribes hasta que te siguen insistiendo. Y dices “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Y resulta que se marchan. Poco a poco, pero se van. Nadie esta libre de pecado. Cuando te levantas y la mujer te dice que nadie la ha condenado, la dejas marchar.
Esto, Jesús, me hace pensar que no podemos juzgar a los demás por lo que hacen sin pensar antes en lo que hacemos nosotros. Por eso esta semana voy a intentar no juzgar a los demás, no pensar en lo que hacen mal los otros y perdonar.