En el Evangelio de hoy, Jesús, tienes un pequeño dilema. Te presentan a una mujer pecadora y te preguntan qué deben hacer con ella.

Tienes dos opciones. O permitir que la lapiden, cumpliendo la ley, con lo que la mujer moriría, o violar la ley, con lo que probablemente te condenarían. Pero tú no eliges ninguna de las dos.

Te arrodillas en el suelo y escribes con el dedo. Escribes y escribes hasta que te siguen insistiendo. Y dices “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Y resulta que se marchan. Poco a poco, pero se van. Nadie esta libre de pecado. Cuando te levantas y la mujer te dice que nadie la ha condenado, la dejas marchar.

Esto, Jesús, me hace pensar que no podemos juzgar a los demás por lo que hacen sin pensar antes en lo que hacemos nosotros. Por eso esta semana voy a intentar no juzgar a los demás, no pensar en lo que hacen mal los otros y perdonar.

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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