Ya empieza la cuaresma, y un año más, me va a mandar D. Andrés directa a Jerusalén. Este año, para no decir siempre lo mismo, voy a coger otro método, y solo diré que quiero saber qué piensan los demás de cada cosa que ocurra.

En el Evangelio de este primer domingo de cuaresma, Jesús se retira al desierto. Cuarenta días pasó allí. Cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber. Y yo pienso en eso y solo de planteármelo me vuelvo medio loca.

Al final, dice el Evangelio que Jesús tuvo hambre, y el diablo, que coge la más mínima excusa para intentar tentarte, no hizo otra cosa sino acercarse y decirle que transformase una piedra en pan. Porque, claro, si es el Hijo de Dios, puede hacerlo. Pero Jesús se negó.

Yo a veces tengo ganas de coger algo de comida de la cocina, de molestar a los demás, de ponerme a hacer cualquier cosa sin permiso… Son tentaciones que me pone el demonio delante sabiendo que me cuesta negarme, y mucho. Pequeñas y diminutas cosas que pueden parecer una tontería, pero que acaban en costumbre, en mal hábito, en vicio… Jesús, quiero poder negarme como tú. Quiero poder decirle al demonio: ¿Por qué iba a hacerlo? No es necesario.

El demonio te tentó otras dos veces más, y también te negaste, rechazando al diablo por completo. Por favor, Jesús, esta semana, quiero que me ayudes a intentar negarme a esos pequeños obstáculos que, a base de caer en ellos, me acaban separando de tí.

  • Domingo de Resurreción

    Domingo de Resurreción

    María Magdalena ha intentado no despertarme pero el vaso del desayuno ha tirado sus planes a la basura.

  • Sabado Santo

    Sabado Santo

    Estuve todo el Sábado con María 
    Magdalena y Juan cuidando de María. Ella se sentía sola, y la mirada que llevaba me mataba por dentro. Una mezcla de dolor y esperanza. 

  • Viernes Santo

    Viernes Santo

    Jesús lleva toda la noche encerrado. Yo estoy con su Madre y con María Magdalena entre otras, junto a la puerta exterior del calabozo. Con puertas y puertas entre nosotras y el Señor.

  • Jueves Santo

    Jueves Santo

    Está vez no me levantó María Magdalena, sino María, la madre de Jesús, la Virgen. Me dijo que me diera prisa, que íbamos a preparar otra vez una buena cena. La Virgen era la única que sabía con exactitud cuándo y dónde me había visto antes.

  • Miércoles Santo

    Miércoles Santo

     

    Las cuentas de Judas

    Le he robado a Judas Iscariote. No. No le he robado. He tomado prestado su libro de contabilidades. No SU libro: el de todos. Que nadie se moleste en leerlo no es cosa mía.

  • Martes Santo

    Martes Santo

    Como todos los días María me hizo madrugar. Salimos al mercado, hicimos el desayuno y volvimos a salir. Pasamos junto al puerto y me acordé de Pedro.

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